miércoles, 27 de abril de 2011

Los manicomios podrían acabarse gracias a los avances de la medicina



Foto: Fotomontaje: Federico Puyo / EL TIEMPO
http://m.eltiempo.com/vida-de-hoy/salud/los-manicomios-podrian-acabarse-gracias-a-los-avances-de-la-medicina/8765060/1

"Muchos enfermos mentales pueden estar junto a usted sin levantar sospechas y ser productivos".

No había duda: estaba embrujada. Allí estaba el diablo, un personaje que para los demás era un Papá Noel. Incluso, un sacerdote al que había visitado para que la exorcizara, le había dicho que ella sí tenía algo raro. Además, veía muchas brujas, que en realidad eran los adornos verdes y rojos de la Navidad. En días anteriores, el amarillo y el negro habían sido símbolos de mala suerte, y en su trabajo, las carpetas donde organizaba la información estaban llenas de recortes de prensa sin sentido que para ella aludían a sus temas de investigación.

Su madre la notó tan nerviosa que la llevó a una clínica siquiátrica y allí estuvo hospitalizada, tres días dormida y 10 en cuidados intensivos.

De esto han pasado 20 años, y hace tres supo su verdadero diagnóstico: esquizofrenia, de allí las alucinaciones. También han pasado tres hospitalizaciones más por estar en depresión. Ella misma ha llamado al médico y le ha dicho que necesita internarse. Ya conoce su cuerpo, toma seis pastillas diarias, entre ellas una que le elimina los efectos secundarios de las medicinas, no ha vuelto a alucinar y lleva una vida que para ella es grata. Va todos los días a misa, vive sola, va a terapias de grupo con otros esquizofrénicos, a sicoterapia individual y a citas para que le controlen los medicamentos. Viaja sola, hace el mercado, paga sus facturas, se moviliza en bus, y tiene familiares y amigos que la acompañan. No puede trabajar, porque el estrés le dispara inmediatamente la crisis, pero dos veces a la semana va como voluntaria a una fundación, le pagan los buses, donde cuenta las monedas que reciben como donaciones en locales de comida, archiva las facturas y la información de prensa. Vive de la renta de un apartamento y heredó otro, que es su casa. El único inconveniente es que la droga le inhibe por completo el deseo y hace 20 años no tiene una relación sexual.

Muy probablemente, hace 30 o 40 años esta mujer habría sido internada en un manicomio y no habría tenido opción de vivir como lo hace hoy. Pilar Hernández, siquiatra y directora científica de la Asociación Colombiana de Bipolares, explica que después de los años setenta, "el criterio, la forma y el sitio de hospitalización cambia. Cada vez se hospitalizan por menos tiempo". En la clínica siquiátrica donde ella trabaja, por ejemplo, adicional al consultorio, tienen un promedio de 12 días de hospitalización, pero algunas pacientes pueden tardar entre tres días o dos meses.

Varios médicos consultados coinciden en que la psiquiatría es una de las ramas de la medicina que más ha avanzado. De hecho, muchos enfermos mentales pueden estar hoy en cualquier lugar, trabajando, llevando vidas normales, con una combinación de medicamentos, psicoterapia, apoyo familiar y ciertos patrones de vida. Como afirma el siquiatra Rodrigo Córdoba, "los manicomios tienden a desaparecer".

Por la mente

La principal transformación en la psiquiatría ha estado en los medicamentos. En Colombia, sin embargo, uno de los problemas es que los que da el POS no son los más actuales y generan efectos secundarios indeseables para los pacientes, explica Hernández. Muchos recurren a la ley para conseguir los nuevos, pero, mientras se los entregan, pueden volver a tener crisis.

Y según organizaciones internacionales, más del 50 por ciento de las personas con trastornos mentales no reciben atención en los centros de salud en América Latina y el Caribe.

Hernández afirma que las enfermedades siquiátricas más comunes en este momento en Colombia son la depresión y la bipolaridad. Y en el mundo, esta última ha pasado de ser el 1 por ciento de la población, al 6 por ciento, y ocupa el sexto lugar en las enfermedades que más incapacidades laborales genera. La primera es la depresión.

Estos pacientes se internan cuando pueden llegar a hacerles daño a otros o a sí mismos, o cuando se desligan de la realidad. En algunos casos es necesario que asistan a la clínica luego de la hospitalización. Se trata de ir todos los días al centro médico mientras reasumen su cotidianidad poco a poco.

El objetivo es permitirles recuperar su vida normal lo más pronto posible, para que no se aíslen ni eviten enfrentar la realidad. Además, pasar por este tipo de instituciones tiene un fuerte estigma social, y entre más rápido pueda el enfermo salir del centro médico, más fácil le será manejar su paso por él.

Parte del trabajo terapéutico de los siquiatras consiste hoy en día en enseñarles a las familias a tratar la enfermedad, y a los pacientes, a monitorearse. En un grupo de ayuda de esquizofrénicos, por ejemplo, la mayoría sabe cuándo está mal y ellos mismos piden que los internen.

Ana María, una enferma bipolar de 26 años, diagnosticada a los 19, para quien quedaron atrás esos días en que veía que la imagen de la virgen movía los labios y le hablaba, o veía sombras negras que salían de la Iglesia, dormía dos horas y estaba totalmente activa el resto del tiempo, luego llegaban periodos en que no quería levantarse de la cama, ni siquiera comer, o sentía que la estaban persiguiendo y se escondía en las tiendas "a esperar que pasara quién sabe quién". Cuando llegó a manos de una siquiatra y comenzó a tomar medicamentos, su vida cambió. Hoy trabaja, se casó, vive tranquila y cuando nota cualquier cambio en su cuerpo o en su comportamiento llama a la doctora y ella le dice qué hacer. Por lo general, antes de las crisis se presentan unos síntomas que le permiten al paciente anticiparse.

En cuanto a las familias, varios centros médicos ofrecen terapias de grupo para ellas. El problema es que muchas no entienden la enfermedad y reducen al paciente a un ser inválido. Esta preparación de las familias y su aceptación de la enfermedad es uno de los obstáculos que enfrenta la psiquiatría. Como lo
dice Rodrigo Córdoba, "este es uno de los retos de la salud mental actualmente".

¿Correas y choques eléctricos?

Se seda al paciente para que el cerebro descanse y el sueño es lo mejor

"Yo llevo siete años ejerciendo la psiquiatría y no conozco las camisas de fuerza", dice la siquiatra Pilar Hernández.

En varios hospitales psiquiátricos ya no se utilizan correas, sino unos inmovilizadores acolchados que impiden que el paciente se caiga de la cama cuando está muy agitado.

Lo que la gente conoce como "electroshocks" realmente se llama terapia electronvulsiva y se utiliza en pacientes depresivos y mujeres sicóticas embarazadas. Se hace bajo anestesia y sedación, en una sala quirúrgica. Este tratamiento logra una liberación masiva de neurotransmisores, que son los que se "bajan" en el cuerpo y producen depresión. Hernández explica que en varios países europeos esta terapia se aplica incluso, en forma ambulatoria como cualquier otro procedimiento médico.

No todo es fantástico

Los psiquiatras a veces no explican

En muchos casos, los enfermos mentales no se toman los medicamentos con juicio y son hospitalizados varias veces antes de aceptar su condición. Esta negación genera un gran desgaste para la familia y para el enfermo. Otros, en cambio, no son bien tratados o diagnosticados. Jorge Noriega, bipolar, estuvo hospitalizado "como cinco veces", dice él. Su matrimonio y su vida familiar se acabaron. Los médicos que lo atendieron inicialmente nunca le dijeron que era bipolar y al no saber qué tenía, no pudo cuidarse. Según él, después de un episodio agudo, los doctores "no dan la incapacidad y lo tiran a uno al mundo. Los siquiatras no le advierten que hay convalecencia".

Él ha vuelto a tener crisis, pero no hospitalizaciones. Toma medicamentos, va a terapia y su hijo ha vuelto a vivir con él. No trabaja, tiene una pensión por invalidez. Sostiene que en Colombia no se aplican todos los apoyos que existen en Europa, por ejemplo, para atender a los bipolares. Vive bajo una disciplina impuesta por él. "Mi apartamento es mi clínica de reposo", afirma.

En droguerías

Venta de medicamentos Entre 2006-2010, en el país

150.000 a 170.000 unidades anuales fue el aumento de la venta de antipsicóticos modernos (50 en el mercado)

1'250.000 a 1'500.000 unidades de antidepresivos selectivos de la recaptación de serotonina (Prozac, Zolof y otros 59) según IMS, firma de estudios de mercados.

64.000 a 86.000 unidades aumentó la venta de antidepresivos duales.

CATALINA GALLO R.
EDITORA REDACCIÓN EL TIEMPO