lunes, 26 de diciembre de 2016

Pikachú, o la esquizofrenia ideal



Se extiende el fenómeno Pokémon

Ricardo Arenales
Lanzada oficialmente en su última versión, apenas el pasado 6 de julio, en Australia y Nueva Zelanda, la más reciente versión del juego para Smartphone conocido como Pokémon Go, se ha convertido en un verdadero fenómeno de masas, que toca especialmente las fibras de millones de jóvenes, entre los 16 y los 25 años de edad, su público predilecto.
De acuerdo a la opinión de especialistas, los memes que comparten con la etiqueta Pokémon, van desde lo más trivial hasta temas políticos. Tiene el juego la particularidad de que aumenta la realidad y una de las recompensas que ofrece es convertirse en maestro pokémon.
Cualquiera puede ser maestro en esta disciplina; y además, hacerlo de manera gratuita. A las pocas horas de su lanzamiento, ya había penetrado el mercado norteamericano y se estima que en las próximas semanas estará en más de 200 países, entre ellos Colombia.
Algunos lo valoran como una locura que ha contagiado al mundo. Un fantasma recorre el planeta: Pokémon. Solo en Estados Unidos el juego tiene activos a cerca de 22 millones de usuarios. En Kioto, el 90 por ciento de las personas que viajan en metro, juegan Pokémon y otros videojuegos a través de su celular. La multinacional McDonalds ha conseguido un acuerdo comercial para que en sus 2.900 restaurantes que tiene en Japón, se ubiquen paradas de Pokémon.

Producto del mercado

En las semanas que lleva en circulación, el juego se ha descargado 30 millones de veces, sin contar a los usuarios japoneses, ni a los que efectúan las descargas en países donde no ha llegado oficialmente.
El video, en medio de su popularidad, no es un juego inofensivo. Para las multinacionales que están detrás de sus creadores, ha sido un pingue negocio. La firma bancaria Goldman Sachs estima que el mercado de realidad virtual, para el año 2025, puede representar ingresos de hasta 182.000 millones de dólares.
En un mundo globalizado como el actual, el mercado tiene ya la capacidad de crear ‘consumidores adiestrados’ para digerir los productos de la oligarquía financiera, afirma el sociólogo Jon E. Illescas. En muchas batallas políticas, las burguesías de los países no han sido capaces de ganar a la juventud para sus intereses. Y en las jornadas electorales, se expresan a través de una altísima abstención, que muestra su indiferencia y desprecio hacia los círculos de poder.

Aceptar el reto

La juventud es por naturaleza rebelde y soñadora. Ninguna revolución social se puede hacer sin los jóvenes. Pero la burguesía, que no es, tonta, sabe que si no puede ganar el corazón de la juventud, puede sí apostarle a neutralizarla. Y a través de la moda, canaliza su rebeldía hacia el cambio de color del pelo, el piercing, los bluyines rotos, los escotes atrevidos, las minifaldas. Y en este escenario, encaja Pokémon.
En el mundo hay un fenómeno de penetración ideológica a través del videoclip. En Estados Unidos y Europa circulan en la red videos en que un rapero aparece en una lujosísima mansión rodeado de mujeres hermosas en una verdadera maratón orgiástica. En twitter, en las redes sociales con más público joven, el principal tema de conversación es la música. Y las tres cuentas más seguidas, por encima de la de Obama, son de estrellas de la canción.

La burguesía es aun capaz de salirse con las suyas y mantener su hegemonía en todas las edades. Los partidos de izquierda no pueden librar una lucha frontal contra este fenómeno. No tiene la capacidad de hacerlo. Pero si de penetrarlo y apostarle a una corriente cultural contra hegemónica. Jhon Lennon, por ejemplo, que fue un fenómeno de masas, militó en posiciones progresistas. Muchos grupos de raperos hoy hacen lo mismo. Vale la pena seguir discutiendo el asunto.