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MONOGRAFIA
Por: Javier
López Botero y
Juan Carlos Hernández Borrero
1) Planteamiento del problema
Al abordar
el problema de la violencia intrafamiliar donde la mujer es la principal receptora de dicha violencia,
Según Cabral y García (2002) este radica
a partir de que se generó un orden social de relaciones de dominación que trastoca
las diferencias sexuales convirtiéndolas en desigualdades
sociales y en oposiciones entre los sexos, en un contexto de relaciones
jerárquicas, de poder, de control
y dominación del hombre sobre la mujer,
por su parte para vega (1997) el
objetivo de la violencia es el dominio del otro, y Humpheys (2002) en su informe final sobre
violencia doméstica y abuso de
alcohol pudo constatar que las mujeres
maltratadas que llegan a los servicios
de emergencias, en el 35 % de los casos el perpetrador era bebedor
o estaba bajo los efectos del alcohol, frente a todo lo anterior para Gemma Altell y Monserrat Plaza (2012) el abuso del alcohol relacionado con la violencia domestica debe verse desde una perspectiva de género
como una explicación complementaria, es decir la violencia dirigida hacia la mujer tiene unas raíces
históricas generadas por relaciones desiguales, donde el alcohol y otras
sustancias psicoactivas lo que han hecho es agravar esa violencia, complementándola, es decir,
adicionando un nuevo factor de alteración en las relaciones familiares entre parejas.
Frente a lo anteriormente descrito se debe
abordar en un análisis amplio de los factores que generan la violencia, el
consumo del alcohol y las relaciones sociales de la pareja, determinando el rol
jugado tanto por el hombre como por la mujer.
Respecto al debate sobre si los hombres
son también víctimas de la violencia familiar, no hay duda de que existen
mujeres que pueden llegar a ejercer conductas violentas dentro de la familia; pero
ha quedado demostrado, según apunta Gelles (1997) que en la mayoría de éstos
casos, las mujeres actúan como reacción a la violencia provocada por los
agresores. Aproximadamente el 90% de las víctimas de violencia entre las
parejas son mujeres.
Según la organización mundial de la salud,
dice que el alcohol es una de las drogas más difundidas y con más número de
consumidores, en la actualidad el consumo excesivo de este le ha llevado a
convertirse o tomar el carácter de problema social.
Se presenta de manera frecuente en los
hombres aunque actualmente va en aumento el número de mujeres alcohólicas, y
gran parte de ellas las ingiere en su casa, acarreándoles peleas domésticas,
pero más grave es el problema cuando una mujer consume bebidas embriagantes
durante el embarazo ya que además de ella será afectado también su hijo.
El problema de alcoholismo dentro del
vínculo familiar por parte del padre o de la madre va a afectar a la
integración familiar a causa de los frecuentes problemas conyugales, debido al
consumo excesivo de bebidas alcohólicas y que de una manera a otra afecta en el
aprendizaje del niño y del adolescente.
Se considera como una enfermedad crónica,
incurable, progresiva y mortal por la Asociación de Médicos de los EE. UU. (American Medical
Association) al igual que
otras drogodependencias.
Según "Alcoholismo", en MedlinePlus. “El alcoholismo es una enfermedad que consiste en padecer
una fuerte necesidad de ingerir alcohol etílico, de forma que existe una
dependencia física del mismo, manifestada a través de determinados síntomas de
abstinencia cuando no es posible su ingesta”.
El alcohólico no
tiene control sobre los límites de su consumo y suele ir elevando a lo largo
del tiempo su grado de tolerancia al alcohol. Ello puede deberse, más que al
entorno social, familiar o campañas publicitarias, a la presencia de ciertos genes
que podrían aumentar el riesgo de alcoholismo.
Algunos otros
factores asociados a este padecimiento son la necesidad de aliviar la ansiedad,
conflicto en relaciones interpersonales, depresión, baja autoestima, facilidad
para conseguir el alcohol y aceptación social del consumo de alcohol.
Por otra parte el alcoholismo es una
enfermedad crónica y se considera una adicción de las más habituales y
peligrosas, ya que muchas veces termina con la ruptura de su grupo familiar, o
empeores ocasiones con el arrebatamiento de la vida del individuo atrapado por
esta enfermedad. La afección se caracteriza por el consumo incontrolado de
bebidas alcohólicas, lo cual ocasiona problemas físicos, mentales, emocionales
y sociales, entre otros que suelen ser
factores que ocasionan la violencia intrafamiliar.
La violencia intrafamiliar es uno de los
problemas sociales que más afectan a nuestra sociedad en los últimos tiempos,
lo cual se presenta por distintos factores como: Alcoholismo, diferencia entre
las parejas, infidelidad, migración, muerte, entre otros.
Alrededor de un 50% de los casos de
violencia intrafamiliar están vinculados al consumo del alcohol, porque existe
una asociación negativa entre el abuso de alcohol y la calidad de la relación
de pareja, indica el Estudio Internacional Sobre Género, Alcohol y Cultura
Proyecto Genacis.
Los problemas sociales que se derivan del
alcoholismo pueden incluir la violencia intrafamiliar, el alcoholismo no está
fijado por la cantidad ingerida, pero, personas afectadas por esta enfermedad
pueden seguir patrones muy diferentes de comportamiento que afectan a las
personas que están a su alrededor en este caso la familia.
“En nuestra sociedad, como en muchas
otras, los individuos aprenden que no tendrán que asumir responsabilidad por su
comportamiento ebrio. En nuestra cultura (...) es un “tiempo muerto” en las
normas usuales de conducta. El “tiempo muerto”, combinado con la necesidad de
encubrir o de eludir la responsabilidad de la violencia familiar (...) provee
la perfecta excusa en el campo de la violencia doméstica: “Yo no sabía lo que
hacía cuando estaba borracho”, es la excusa más frecuentemente escuchada por
quienes trabajan en el ámbito de la violencia familiar. Cuando las mujeres
cuentan que sus parejas son como “Dr. Jekyll y Mr, Hyde”, están proveyendo la
excusa que sus parejas necesitan para justificar sus conductas violentas. Los
padres y compañeros violentos aprenden que, si no quieren ser considerados
responsables de su violencia, deben beber y pegar, o al menos, decir que
estaban ebrios (Gelles y Straus, 1988, pág. 45-46).
En las situaciones de violencia doméstica,
el consumo de alcohol por el marido o la pareja de hecho, es un factor
predictivo de violencia grave sólo en las relaciones con alto nivel
conflictivo. Todos estos hallazgos son consistentes con la hipótesis de que la
intoxicación sirve principalmente para agravar las situaciones conflictivas. La
gente a menudo se embriaga antes de llegar a casa y los episodios se suceden de
forma independiente a la clase social a la que pertenezcan. La violencia es más
frecuente en los que ya eran consumidores antes de convivir en pareja o en los
que empiezan a consumir nada más empezar su vida de pareja. En este caso el
alcohol actúa tanto como facilitador como instigador de la conducta agresiva
(Quigley y Leonard, 2005).
Por lo tanto, con este estudio monográfico
se pretende evaluar artículos científicos e investigaciones, en los cuales
estén publicados estudios sobre el
consumo de alcohol y su influencia en la violencia contra la mujer
Pregunta problema:
De acuerdo a lo anterior surge la
siguiente pregunta problema: ¿Cuál es la influencia del consumo de alcohol
sobre la violencia contra la mujer?
2) Objetivo
general
Conceptualizar la influencia del consumo
de alcohol en la violencia contra la mujer.
2.1)
Objetivos específicos
1.
Realizar la revisión teórica del consumo de alcohol desde aspectos
epidemiológicos, social y clínico.
2.
Identificar los factores que inciden en la violencia contra la mujer.
3. Establecer la relación entre las variables nivel alcoholismo y violencia contra la mujer.
3) Antecedentes
De tiempo es sabido que el hombre es un
lobo para el hombre (Homo homini lupus – T. Hobbes 1651, en su obra Leviatán) y
que el hombre sin el freno de las normas sociales, sería un ser egoísta y
brutal y su existencia se basaría en la fuerza, la lucha y la violencia. Pues
bien el alcohol hace precisamente que nos saltemos estas normas sociales. La
agresividad es un rasgo biológico del ser humano y constituye una herramienta
al servicio de la supervivencia de la especie, base de la evolución y
perpetuación de las especies. Se puede decir, pues, que el agresivo nace pero
el violento se hace. La agresividad estaría sustentada por la propia biología,
por el instinto, siendo por lo tanto benigna en cuanto a que tiene una función
defensiva, al contrario la violencia tiene una base más cultural, competitiva,
vengativa, ofreciendo la cara más maligna y cruel de la especie humana.
El consumo de alcohol y otras drogas en
nuestro país es complejo y cada vez más frecuente sobre todo entre los más
jóvenes. La alta prevalencia o extensión del consumo de alcohol en la población
nos da un indicador de la gravedad de este problema social. La preocupación por
esta problemática radica en el hecho de que la violencia familiar es un
problema que está íntimamente vinculada al consumo de alcohol. Tal es así que
diversas investigaciones nacionales e internacionales han demostrado, por
ejemplo, que el consumo de alcohol aumenta la frecuencia y gravedad de la
violencia familiar. Si bien existe evidencia a nivel poblacional de que el
consumo excesivo de alcohol está relacionado con la violencia, ya sea en el
caso de ser víctima o ser agresor, en el marco de la violencia de pareja
(Fiestas, F.; Rojas, R.; Gushiken, A. y Gozzer, E. 2012), vincularse con
violencia grave pues en los hombres que ejercen violencia adictos al alcohol o
a las drogas, la adicción actúa como un desinhibidor; (Echeburúa, E;
Fernández-Montalvo, J. 2009), además, se ha demostrado que el uso del alcohol
hasta la embriaguez por parte de la pareja constituye un factor asociado
estadísticamente con el hecho de sufrir violencia de pareja (Blitchtein-Winicki,
D.; Reyes, E. 2012).
Así mismo, quienes ejercen violencia
física y/o sexual –en contraste con quienes no la ejercen- tienen niveles más
altos de consumo de alcohol y drogas; y en mucha mayor proporción, tienden a
participar en peleas físicas con sus congéneres. Esto indica que parte
importante de los varones que ejercen violencia en contra de su pareja utilizan
también esta forma de relación y de resolución de conflictos en otras
relaciones interpersonales (Sernam 2002). Por otro lado, los hombres con el
problema adicional de abuso de sustancias no promueven cambios en sus
relaciones violentas hasta que no se soluciona el tema de las adicciones
(Corsi, J., 2006).
En general, se puede decir que cualquier
miembro de la familia, independientemente de su sexo o edad, puede ser agente o
víctima de la relación abusiva. Sin embargo, las estadísticas a nivel
internacional y nacional muestran que las mujeres, las niñas y los niños, así
como los y las adultos mayores, son las víctimas más comunes de ésta. (Serrnam,
2012)
Si se tiene en cuenta que el tema de la
violencia intrafamiliar, pero en
especial el abuso contra la mujer viene siendo abordado por la comunidad internacional con mayor fuerza desde la década de los 80 y
que fue en la conferencia de las Naciones Unidas sobre derechos Humanos, realizada en Viena ( Suiza) en el año 1993, donde se aborda de lleno este
tema , es a partir de allí que se
considera a la violencia contra la mujer como una
violación a los derechos humanos
y producto de estas acciones se
estimulan mecanismos que permitan
abordar estos problemas complejos a través de la Declaración de Naciones Unidas sobre la
Violencia contra la Mujer y con la
Convención Interamericana para la Prevención, Castigo y Erradicación de la Violencia contra
la mujer ( Convención de Belem do Para)
formulado desde la Organización
de Estados Americanos y puesta en práctica a través de sus legislaciones
locales por la mayoría de los países del
continente americano[1]
4) Justificación
Al abordar el problema de la violencia
intrafamiliar en la sociedad, se deben tener en cuenta una enorme variedad de aspectos que inciden en que este hecho se presente en
mayor o menor grado, estos aspectos van desde lo cultural, arraigos,
costumbres, creencias religiosas hasta
aspectos sociales, psicológicos y de formación de valores, todo lo anterior se
puede decir, representa los aspectos que
influyen desde afuera la vida cotidiana de una familia, sin embargo
existen otros aspectos a tener en
cuenta, los que se generan al interior de la
familia, como podrían ser, los niveles de tolerancia, el respeto, la valoración que
cada uno tenga de la pareja y de sus
hijos.
Los desajustes emocionales, los problemas
de comprensión, las deslealtades, las traiciones, también aportan cuando de
mirar los factores que afectan e influyen en la tranquilidad de una familia,
según el informe Impacto Social de la Violencia Intrafamiliar, Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, (2006).
Con respecto al alcoholismo, hay que tener en cuenta que en no pocas
ocasiones, cuando uno de los integrantes de la familia, se encuentra sumergido en su consumo permanente,
es decir cuando ha llegado a un alto
grado de alcoholismo, este puede afectar
el normal trascurrir de esta estructura
familiar, al volverse más agresivo, intolerante, imponente, al querer obligar a
los demás su estilo de vida o querer someter a su familia
mediante el terror, la violencia, el abuso físico y psicológico, para ello, la familia adopta roles disfuncionales que los llevan
a sobrevivir la enfermedad de cada uno de sus miembros. [2](Fuente).
El alcoholismo como detonante de la violencia intrafamiliar es de lo más
inadmisible que puede existir, las personas inician con este vicio desde edades
muy tempranas, hasta que se convierte en la enfermedad, de ahí vienen las
consecuencias; empiezan a ser rechazados dentro de la sociedad, sus conductas
son más violentas y alteran el núcleo de la familia, por ello se desprende la
violencia intrafamiliar, generándose entonces un cuadro de violencia infligida por la pareja y el alcohol,
entendido como todo aquel comportamiento que en una relación de pareja cause perjuicio físico , psicológico o sexual
a quienes mantienen esa relación y que
comprende actos de agresión física ,
maltrato psicológico, relaciones sexuales forzadas o cualquier otro
comportamiento controlador . [3](Fuente)
Es importante que la población tenga conocimiento en cuanto al consumo
de alcohol ya que es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos.
Está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como
trastornos mentales y comportamentales, incluido el alcoholismo, importantes
enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de
cáncer y enfermedades cardiovasculares, así como traumatismos derivados de la
violencia y los accidentes de tránsito, según la Organización Mundial de la
Salud, (OMS).
La importancia para el investigador en cuanto a la influencia del
alcoholismo en la violencia intrafamiliar hace referencia a la prevención e
intervención de conocer este factor que afecta a nuestra sociedad como tal, en
cuanto a jóvenes, hijos/as, mujeres, grupo familiar y al consumidor, el
paciente alcohólico debe reconocer que necesita ayuda por un problema de
alcohol, aunque sabemos que no es fácil. Sin embargo, hay que tener presente
que cuanto antes se obtenga ayuda, mejores y mayores son las probabilidades de
que él (ella) se recupere exitosamente, puesto que esta sustancia hace que haya
disfunción familiar y se produzca un núcleo de miedos, peleas, desconfianza,
temor y otros más.
Para la academia este problema debería ser
un imperativo categórico dirigido a capacitar de manera sensible a los futuros
profesionales en el reconocimiento, prevención e intervención de las personas
con esta enfermedad socioemocional, considerada alarmante y de interés para la
salud pública, por afectar la calidad de vida de los seres humanos más
vulnerables: las mujeres, los ancianos y los niños. Por tal motivo, es un tema
de actualidad para todos los gobiernos que buscan proteger la salud integral de
víctimas y victimarios, quienes se tornan más agresivos y peligrosos bajo los
efectos del alcohol y las drogas, porque es bien reconocido que estas
sustancias precipitan e incrementan los estados de ira, fogosidad y comportamientos violentos. De
igual manera, la víctima recibe la agresión y sufre múltiples lesiones en todas
las dimensiones de la persona (física, emocional, intelectual, espiritual y
social).
Este es un
flagelo que ha distorsionado a través de la historia los modelos para una
convivencia saludable, con equilibrio social y desarrollo humano, y Colombia no
ha sido un país ajeno a este: la violencia intrafamiliar ha sido una constante
viviente, sobre todo en la cultura patriarcal colombiana, que ha sido
propulsora de sometimiento y vejámenes contra la mujer y sus hijos.
Por ello lo que se pretende en esta
monografía es puntualizar cuales son las afectaciones directas a la familia por
el consumo de alcohol de uno de sus integrantes y como incide y de qué manera en la violencia intrafamiliar.
5) Marco teórico
De acuerdo con ( Atell 2002) existen dos modelos que explican la relación
existente entre la violencia doméstica,
en donde la mujer es la victima
principal y el abuso en el consumo del
alcohol, en el modelo de desinhibición el alcohol al actuar directamente
sobre la conducta de la persona reduce en este el autocontrol que le permite
inhibirse de actuar de forma violenta,
sin embargo este modelo como lo refiere
el autor no es concreto en el momento de precisar
la relación entre el consumo del
alcohol con la violencia en toda su complejidad, igualmente
no relaciona cómo este consumo
excesivo no siempre conduce a la violencia y cuál es su relación dependiendo del medio cultural en el que se desarrolla la
familia afectada por dicha violencia.
El otro modelo corresponde al Modelo de Factores de Contexto que
esencialmente considera que al
abordar la influencia del alcohol
en la violencia contra la mujer se deben tener en cuenta factores como
la aceptación normativa de esta violencia, la desigualdad económica
imperante en la sociedad y que afecta a
la mujer, la tradición en torno a aceptar la violencia contra la mujer como
algo que es tolerable por la sociedad, así como las características de los agresores.
Para ambos modelos la característica fundamental es que la mujer
es vista como agente pasivo receptor de la violencia la cual la coloca en una
situación de desventaja a la hora de abordar dicha problemática
El consumo de
alcohol en Colombia ha sido visto como un comportamiento socialmente aceptado
desde tiempo atrás; este hecho repercute en la salud pública y en las
relaciones sociales y familiares. El consumo de alcohol, acompañado de otras
sustancias, es un fenómeno que se encuentra profundamente enraizado en muchas
sociedades, y se ha convertido en una preocupación social que amerita ser
investigada.
La Organización
Mundial de la Salud (OMS, 2008) indicó que 22 millones de personas consumen
alcohol en gran parte del mundo, esto obedece a la ampliación mundial de la
oferta de las bebidas con contenido alcohólico, amparado por las modificaciones
a las leyes que favorecen la producción, el comercio y el consumo de alcohol.
Se atribuyen al alcohol efectos primordialmente traumatismos no intencionales y
trastornos neuropsiquiátricos. Se han
realizado investigaciones en torno al consumo de alcohol, con el objetivo de
identificar los factores de riesgo que atentan contra la salud del ser humano.
En la actualidad, el consumo de alcohol constituye una amenaza para la salud
pública, ya que genera consecuencias negativas a nivel biológico, físico,
emocional y psicológico en quien lo consume.
Los problemas
referentes a la salud pública, asociados al alcohol, han tomado proporciones
alarmantes, hasta llegar al punto en que el consumo de esta sustancia se ha
convertido en uno de los riesgos sanitarios más sobresalientes en el mundo.
Según el informe sobre la salud en el mundo, citado por la Organización Mundial
de la Salud (2008), el consumo de alcohol es el primer factor de riesgo en los
países en desarrollo y el tercero en los países desarrollados (Gruber, Diclemente,
Anderson y Lodico, 1996; OMS, 2008). Los datos encontrados por Rodríguez, Duque
y Rodríguez (1993), sobre la prevalencia anual de consumo de alcohol según la
edad y el sexo, en el estudio realizado en Colombia acerca del consumo de
sustancias psicoactivas, demostró que era mayor en hombres que en las mujeres,
y el nivel de consumo del grupo de menor edad, comprendido entre 12 y 17 años,
contó con una tasa del 66,2%. En relación con las regiones, tanto la región
Oriental como Bogotá, cuentan con una tasa del 85,1% de la prevalencia de
consumo de alcohol.
El factor social
es predominante en el consumo de alcohol, ya que los amigos, los pares más
cercanos, parejas y grupos pequeños se convierten en una influencia dominante.
Consumir alcohol hace parte de la selección y socialización entre amigos,
puesto que debe existir aprobación por parte de los otros, evitando la
exclusión social por parte de quienes consumen alcohol (Donovan, 2004; Henry,
Slater y Oetting, 2005).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desempeñado un papel
fundamental en la definición del alcoholismo. En 1952 definió a los alcohólicos
como bebedores en exceso cuya dependencia del alcohol ha llegado a tal extremo
que existe un trastorno mental evidente, o que padecen problemas de salud
físicos y mentales que interfieren en sus relaciones personales, sociales y laborales,
o personas que muestran signos prodrómicos de estos problemas. Dentro de este
grupo el comité de salud distingue dos subgrupos, los adictos al alcohol y los
bebedores sintomáticos. El último grupo incluye a los individuos no adictos que
producen costos sociales, económicos o médicos como consecuencia del abuso del
alcohol.
La O.M.S., en 1977,
propuso la utilización de un nuevo concepto "síndrome de dependencia del
alcohol" o "problemas relacionados con el alcohol". 2008: El concepto de uso nocivo
del alcohol abarca diversos aspectos del fenómeno de la bebida. Uno es el
volumen ingerido a lo largo del tiempo: de todos los factores pronóstico de
muchas enfermedades crónicas que guardan relación con la bebida, el más directo
es la cantidad total de alcohol consumida a lo largo de varios años. Entre
otros factores del mismo tipo están las características del consumo, en
particular: el hecho de beber, ocasional o regularmente, hasta la intoxicación;
el contexto en el que se bebe, que puede elevar el riesgo de traumatismos no
intencionados y de transmisión de ciertas enfermedades infecciosas; y la
calidad de la bebida alcohólica.
Jellinek (1960),
desarrolla la idea de
alcoholismo como una enfermedad en su libro "The Disease Concept of
Alcoholism". En la actualidad, éste es el concepto básico utilizado, como
término genérico que incluiría todas las manifestaciones patológicas del
consumo de alcohol. La expresión "problemas relacionados con el
alcohol" comprende un grupo muy heterogéneo de problemas de salud de
índole física, psicológica y social, asociados con el consumo de alcohol, sea
este consumo de forma puntual o regular e indistintamente en bebedores
ocasionales, habituales, grandes bebedores o alcohólicos.
El alcoholismo es una patología de orden
psicológico y fisiológico con enormes implicaciones sociales, familiares,
laborales, sexuales, culturales, religiosas, políticas, económicas y de salud
pública que se reconoce por los síntomas manifiestos en diferentes contextos en
donde se desempeña cotidianamente la persona que sufre de este trastorno del
carácter que hace que su conducta no sea la que debe corresponder al conjunto
de normas que la sociedad le sugiere.
La sociedad no es estática sino que es
dinámica y por ello los métodos de investigación que se utilizan para
desenmascarar y desentrañar los “misterios de la adicción” a las sustancias que
alteran el comportamiento individual y colectivo de los hombres y mujeres que
abusan de ellas deben partir de encontrar las causas evidentes.
Como un problema emocional, un problema
económico, un problema sexual o lo que conocemos como “traumas en la niñez”
originados en los tipos de familias que son vulnerables a este tipo de
problemas. Por abusar de las sustancias
que alteran el normal desempeño del comportamiento la persona puede terminar
abusando de las relaciones sociales, de su propio cuerpo, mente y
espíritu. Las causas de este flagelo no
son tan evidentes, pues el consumo de sustancias destruye al individuo mismo, a
su familia, su pareja, las relaciones sociales de amistad, de trabajo y poco a
poco va deteriorando las mismas relaciones del individuo con sigo mismo de
manera silenciosa y paulatina. Esto es evidente en muchos casos de consumo de
sustancias psicoactivas que se conocen hoy por hoy como enfermos de alcoholismo.
La psicología y la sociología son una
unificación que se presenta entre dos tipos de saberes. Por un lado está la ciencia médica y por el
otro lado la ciencia social. La medicina
está al servicio de la humanidad y la psicología y la sociología también. Los fenómenos sociales que produce la
existencia del alcoholismo en nuestras comunidades rurales y urbanas
permanentemente ofrecen desafíos para que comprendamos y expliquemos los
porqués de la existencia de dichas patologías, a entender cómo y dónde se
manifiestan, qué grupos poblacionales son y en donde prevalecen, en síntesis, a
tener claridad necesaria y suficiente de los problemas sociales y de salud
pública que causa el alcoholismo.
Quien pretenda entender las actitudes de
los alcohólicos corre el riesgo de ser arrasado, se convierte en
co-dependiente, en co-adicto, en co-enfermo o en co-loco. Estas palabras no nos
pueden confundir, solo quieren decir que quien le sirve de compañía por ser
familiar –esposo o amigos-, se “contagia de alcoholismo” y se convierte en
alguien que depende emocionalmente del paciente. Está pendiente de lo que hace, de lo que no
ha realizado, está alerta que no le pase nada, que no lo detengan, que no salga
perjudicado en ninguna actividad.
Termina cuidando de este como si fuera un nene, lo inutiliza, lo ayuda a
convertirse casi que en una cosa. Ambos
terminan alienados por el alcoholismo, que también le llaman la gran
simuladora. El contagio se presenta por
los comportamientos simulados, por copiado, por seguimiento, por alienación e
incluso porque “lo quieren mucho y no les gusta verlo sufrir”.
Existen importantes modelos teóricos que
han explicado hasta ahora la relación existente entre violencia familiar y
abuso de alcohol. Algunos de los más importantes con una perspectiva de género
son: (Altell et al, 2002).
Modelo de Desinhibición:
Este modelo se centra en el efecto farmacológico directo del alcohol sobre la
conducta del individuo. Subraya que el alcohol reduce el autocontrol, que normalmente
inhibe a una persona de actuar violentamente, distorsionando la capacidad de
análisis.
Modelo de Factores de Contexto:
Este modelo postulo que es necesario atender a los factores de contexto para
explicar la relación entre el abuso de alcohol y la violencia. Cuando se valora
la influencia del alcohol en los malos tratos se debe considerar, entre otros
factores, la aceptación normativa de la violencia, la desigualdad económica, la
tradición cultural que tolera la violencia, la desigualdad económica, la
tradición cultural que tolera la violencia contra las mujeres y las
características de los agresores, incluyendo sus creencias y actitudes respecto
a las mujeres.
Kaufman-Kantor (1987) observó en su
estudio que entre hombres que trabajaban en oficinas que rechazaban la
legitimidad de golpear a la pareja, había sólo una pequeña relación entre el
abuso del alcohol y las agresiones a la pareja. Parece que el alcohol
interactúa con diferentes factores de contexto.
Este modelo pone énfasis en la historia de
la tolerancia social de la violencia hacia la mujer y, por consiguiente, las
creencias del hombre respecto de la mujer, mientras que el modelo de la
desinhibición se centra en explicar el efecto des inhibitorio de la agresividad
que genera el alcohol en el organismo y que, supuestamente, se refiere al
organismo masculino puesto que no explica las diferencias entre los porcentajes
de violencia producida por el género masculino y femenino.
Por otro lado, se entiende que el alcohol
y las drogas son factores de riesgo, ya que reducen los umbrales de inhibición,
y que la combinación de modos violentos para la resolución de conflictos con
adicciones o alcoholismo, suelen aumentar el grado de violencia y su
frecuencia, sin embargo, muchos golpeadores no abusan ni de las drogas ni del
alcohol y muchos abusadores de drogas o alcohol no son violentos, quedando
entonces una importante interrogante que investigar todavía.
Grosman (1992), considera que
algunos de los factores asociados a la violencia familiar, corresponden a
sistemas familiares que la naturalizan y que poseen jerarquías e interacciones
rígidas y fijas, con un bajo grado de autonomía de los integrantes del grupo
familiar, junto con una alta adhesión a valores tradicionales acerca de la
familia y el género y a los estereotipos derivados, además de una escasa
interacción con el mundo externo, donde las fronteras son impermeables e
inflexibles para recibir información por el temor de ser contrastada con los
valores y mensajes del discurso externo.
En este sentido, la Violencia Familiar
implica, al menos, tres efectos que la hacen particularmente compleja:
- Al ser relacional tiende a perpetuarse, ya que se hace parte de la
organización familiar.
- Al estar instalada en los vínculos afectivos más íntimos sus
consecuencias son más dañinas para las personas involucradas.
- Al ocurrir en un espacio que consideramos privado, la respuesta social
ha sido dificultosa.
No basta con aguantar o rechazar la participación del alcohólico dentro
de la familia, mucho menos soportar sus malos tratos, ya sean físicos o
psicológicos, de manera legal hay cosas por hacer denunciar el delito, y de
manera psicológica la ayuda siempre está presente, primero, desintoxicar al
enfermo; segundo, empezar a tratar las enfermedades físicas que fueron
consecuencia por la ingesta del alcohol; tercero, la más importante a mi punto
de ver las cosas, que es la psicológica, iniciar con un buen tratamiento;
cuarto, el asistir a un grupo de ayuda para alcohólicos. No olvidemos a la
familia, también necesitara de tratamiento psicológico, para poder superar todo
el maltrato del que ha sido víctima. Eduquemos a los niños desde edades muy
tempranas, para que se den cuenta que el alcohol no es solución ni escape de
problemas.
En general, se puede decir que cualquier miembro de la familia,
independientemente de su sexo o edad, puede ser agente o víctima de la relación
abusiva. Sin embargo, las estadísticas a nivel internacional y nacional
muestran que las mujeres, las niñas y los niños, así como los y las adultos
mayores, son las víctimas más comunes de ésta. (SERNAM, 2012)
La influencia del alcoholismo en la violencia intrafamiliar se convierte
en un problema que afecta a un alto porcentaje en los hogares en todos sus
niveles económicos y conlleva a tener consecuencias a nivel personal y
social.
La dinámica de estas familiar deja ver que las reglas suelen ser
confundidos e inútiles y los límites rígidos o inexistentes. Está alterada la
comunicación, tornándose indirecta y encubierta en donde los sentimientos
carecen de valor.
Se observan conductas tales como sobreprotección, fusión o unión
excesiva entre los miembros de la familia, incapacidad para resolver conflictos
y una rigidez extrema. Así, el sistema familiar del adicto establece un estilo
de vida que permite que la enfermedad continúe de generación en generación. Las
familias alcohólicas se mueven y acomodan a las exigencias de la vida con un
miembro alcohólico.
Existen algunos especialistas como Stephanie
Brown, (1985) que es una de las pioneras en el tratamiento de las familias
alcohólicas, quienes afirman que la familia con un miembro alcohólico no es una
familia disfuncional, es una familia que ha aprendido a funcionar con un
miembro enfermo gracias al reacomodo que se da a raíz de la enfermedad. Se
vuelve disfuncional cuando el alcohólico entra en tratamiento y no se necesitan
los roles tradicionales que mantenían los distintos miembros de la familia.
Los familiares manifiestan querer hacer algo por el adicto, pero no
saben qué hacer, ni cómo hacerlo. Se ven afectados cognitiva y emocionalmente,
al punto de dudar seriamente de sus intuiciones y observaciones. En ocasiones
sus conductas dan cuenta de mecanismos defensivos que adquieren dimensiones tan
patológicas como las del adicto. Dichas conductas en lugar de detener la
enfermedad la prolongan.
Es importante recalcar que los miembros que integran la familia con un
miembro alcohólico también enferman de manera progresiva. Los familiares
persisten en roles disfuncionales, cuyo objetivo es el de proveer a la familia
con un mecanismo de defensa para disminuir la ansiedad y el temor por el cual
están pasando.
Datos y cifras
Teniendo en cuenta el OMS
(Organización Mundial de la Salud) las cifras más exactas en cuanto al consumo
del alcohol, cada año se producen 3,3 millones de muertes en el mundo debido al
consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,9% de todas las defunciones,
por ello la violencia intrafamiliar ha sido un gran problema social desde
muchos años atrás, para quien la sufre tiene un daño físico y psicológico,
numerosas veces permanente, afecta a la familia como al entorno social, esto
por las consecuencias que trae en la victima de este delito tan común.
El uso nocivo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades
y trastornos, muchos casos en que se da violencia intrafamiliar, el agresor
suele estar en estado de ebriedad, así lleva a cabo mediante este estímulo la
violencia sobre su o sus víctimas.
En general, el 5,1% de la carga mundial de morbilidad y lesiones es
atribuible al consumo de alcohol, calculado en términos de la esperanza de vida
ajustada en función de la discapacidad, eso también se incluye en cuanto a la
deficiencia que se refleja en cuento a la familia debido al uso de esta
sustancia psicoactiva.
El consumo de alcohol provoca defunción y discapacidad a una edad
relativamente temprana. En el grupo etario de 20 a 39 años, un 25% de las defunciones
son atribuibles al consumo de alcohol.
Existe una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y una
serie de trastornos mentales y comportamentales, además de las enfermedades no
transmisibles y los traumatismos.
Recientemente se han determinado relaciones causales entre el consumo
nocivo y la incidencia de enfermedades infecciosas tales como la tuberculosis y
el VIH/sida.
Más allá de las consecuencias sanitarias, el consumo nocivo de alcohol
provoca pérdidas sociales y económicas importantes, tanto para las personas
como para la sociedad en su conjunto. Es decir que; el consumo nocivo de
alcohol también puede perjudicar a otras personas, por ejemplo, familiares,
amigos, compañeros de trabajo y desconocidos. Asimismo, el consumo nocivo de
alcohol genera una carga sanitaria, social y económica considerable para el
conjunto de la sociedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva adelante programas
integrales sobre ambos problemas para impulsar y llevar a cabo estudios,
identificar medidas de prevención eficaces y promover acciones de los Estados
Miembros dirigidas a poner en marcha intervenciones útiles y a orientar las
políticas hacia la reducción de la violencia intrafamiliar y del consumo peligroso o nocivo del alcohol.
Concepto
de Violencia intrafamiliar
La Asociación Americana de Psiquiatría
(APA) define la violencia intrafamiliar como un “patrón de comportamientos
abusivos, incluyendo un gran parámetro de maltrato físico, sexual y psicológico
usado por una persona en una relación íntima contra otra para ganar poder
injustamente o mantener el mal uso del poder, control y autoridad”, sobre todo,
del hombre contra la mujer y su familia, quienes perduran siendo víctimas de un
problema que trasciende el desarrollo social humano.
Ángela Hernández dice: “la violencia
intrafamiliar es un problema tanto de hombres como de mujeres, intercambian los
roles de agresores y agredidos, cambian de posición en el conflicto según la
escalada del mismo”, Así la violencia intrafamiliar debe ser entendida como:
“un proceso en el que participan múltiples actores, se construye colectivamente
en el tiempo y que tiene sus propios patrones de reproducción” ; es dinámica,
fluctuante, pero responde a las condiciones, herramientas y opciones de
solución de conflictos aprendidas y reforzadas en el contexto en que se
interactúa, por eso la violencia es una conducta aprendida a partir de modelos
familiares y sociales que la definen como un recurso válido para resolver los
conflictos; se reconocen tipologías y ambientes familiares que establecen
dentro de sus costumbres, valores y reglas la instauración de una cultura
fundamentada en pautas de agresión que va deteriorando, afectando y
fortaleciendo la dinámica familiar disfuncional.
Es decir, son consecuencia de un mal
funcionamiento del sistema relacional o social donde todos los miembros de la
familia se encuentran prisioneros de un juego disfuncional y son participantes
activos.
Adicción
Según la Organización Mundial de la Salud
una adicción es una enfermedad física y psicoemocional, en el sentido
tradicional es una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación
(codependencia). Está representada por los deseos que consumen los pensamientos
y comportamientos (síndrome de abstinencia) del adicto, y éstos actúan en
aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o efecto deseado y/o
para comprometerse en la actividad deseada (comportamientos adictivos). A
diferencia de los simples hábitos o influencias consumistas, las adicciones son
"dependencias" que traen consigo graves consecuencias en la vida real
que deterioran, afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y
mental), además de la capacidad de funcionar de manera efectiva.
En la actualidad se acepta como adicción,
cualquier actividad que el individuo no sea capaz de controlar, que lo lleve a
conductas compulsivas y perjudique su calidad de vida, como por ejemplo puede
existir, adicción al sexo, al juego (ludopatía), a la pornografía, a la
televisión, a las nuevas tecnologías (tecnófila), etc.
En el mismo plano de las adicciones, se
encuentra el alcoholismo, farmacodependencia y adicción a las sustancias
psicoactivas, que es un estado psicofisiológico causado por la interacción de
un organismo vivo con un fármaco o sustancia, caracterizado por la modificación
del comportamiento, a causa de un impulso irreprimible por consumir una droga o
sustancia, no obstante esta es la definición puramente bioquímica.
Definición
de alcoholismo
Es una enfermedad caracterizada por un
conjunto de síntomas psíquicos, físicos y de desajuste social que se dan por la
forma repetida de ingerir bebidas alcohólicas, es decir de forma excesiva
creando dependencia en el consumidor.
De la dependencia al alcohol viene el
alcoholismo; “Existen muchas formas de definir, ya sea el alcoholismo como
a la persona dependiente del alcohol, pero de todos es bien conocido que se
considera que una persona es alcohólica cuando pierde la libertad de abstenerse
de consumir alcohol. Por tanto, el alcoholismo es una enfermedad adictiva en la
que el enfermo no puede controlar el consumo de alcohol que en la mayoría de
las ocasiones es un consumo excesivo y prolongado”
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
define al alcoholismo como: “un trastorno crónico de la conducta caracterizado
por la dependencia hacia el alcohol expresado a través de dos síntomas
fundamentales: la incapacidad de detenerse en la ingestión del alcohol y la
imposibilidad de abstenerse de alcohol (OMS, 1990:9).
La dependencia al
alcohol es la “impulsión o necesidad diaria de consumo para realizar las
actividades habituales; incapacidad para disminuir el consumo o abandonarlo y
similares síntomas a los de abuso” Tieghi, Osvaldo, Tratado de la criminología,
editorial Universidad, tercera edición, Buenos Aires, p.371
El
alcohol y la familia
El alcohólico, desde siempre, ha sido una
fuente de conflictos en la familia. Lo podemos observar a través de todos los
centros asistenciales y todos los lugares en que se recoge información sobre la
vida familiar del paciente alcohólico, alterando toda la estructura.
Para Bolet M
(2003) el abuso del alcohol fue
reconocido desde épocas anteriores
como un grave problema social, es el hábito toxico más
extendido en el mundo[4]
Situaciones
que se alteran por la acción de un alcohólico
Cambios de papeles en la estructura
familiar: desdibujando sus propios roles y modificando los de los demás,
alteración de tareas y de responsabilidades. Obligando a sustituirle en
funciones que no desempeña, tanto en la crianza, la responsabilidad, el aporte
económico, las tomas de decisiones, la presión, el miedo y la violencia que se
pudiera ejercer sobre otros miembros del sistema familiar.
- Ejemplos:
sustitución de la madre en las tomas de responsabilidades cuando el paciente
afectado es el padre, toma de responsabilidades del padre, cuando la afectada
es la madre, asunción de roles de adulto por parte de hijos adolescentes.
Dificultades para establecer rutinas y
planificación de la familia por la acción del alcohólico, no poder contar con
él, o la paciente, ante situaciones sociales, el día a día de la familia,
creando incertidumbre e inseguridad sobre cómo se comportará en determinadas
circunstancias.
Los compromisos sociales se ven afectados
con la presencia, o con la ausencia, del alcohólico, en función de que falla a
los compromisos, hay que dar explicaciones, o bien si está presente y organiza
conflictos derivados de su paranoidismo, su intolerancia, su agresividad.
El ocio intra y extra familiar, se resiente
con las actuaciones del alcohólico, sus indisposiciones, sus comportamientos
anómalos o impredecibles, temor a hablar del problema con familiares y con
extraños, es difícil aceptar invitaciones, restricción de la actividad social,
se dan excusas para no mantener actividades sociales en las que el paciente
pueda complicar a la familia y quienes comparten un mismo espacio físico, la
familia se encierra en sí misma y se perpetúa el consumo de alcohol.
El alcohólico o la alcohólica tienen
problemas de comunicación, por lo que dice o por lo que no dice, mantiene un
mutismo absoluto frente a la sociedad, manteniendo en secreto una situación que
se transformará en problema de larga evolución con dificultades de resolución.
El problema alcohólico puede ser el único motivo de conversación y
enfrentamientos, recriminaciones, problemas de convivencia, etc.
Problemas
para los miembros de la familia
El esposo/a no bebedor: son personas con
altos niveles de desorientación por la dificultad de adaptarse a las actitudes
y conductas desconcertantes del afectado, que suele hacer la vida desagradable
con frecuencia. Cuanto más grave es el problema, más difícil es actuar
coherentemente y se tiene menor competencia para enfrentarse al mismo, por lo
que desempeñan peor los papeles que le corresponden como parte de la familia o
la pareja.
Un tercio de alcohólicos instrumentan su
mal funcionamiento familiar como justificación para beber. Ese conflicto en el
matrimonio puede tomar un cariz violento, por el uso de alcohol y las
interpretaciones delirantes que se tienen de las actuaciones del otro, genera
violencia
También se asocia el alcoholismo con el
abuso sobre los niños (incestos, violaciones, etc.) siendo una razón más para
mantener la conducta alcohólica, por la culpabilidad y las dificultades
emocionales que genera. El alcohol genera violencia, en hombres y en mujeres,
con incremento de las palizas por el uso del alcohol. El padre o la madre que
no beben, disminuyen sus esfuerzos en lo que debe ser la educación de los
hijos, padecen un sobreesfuerzo ya que el alcohólico requiere el máximo de
energía, lo que podría hacer, un hijo que no entienda de qué va el problema,
crea al cónyuge que no bebe tan culpable como el otro, planteando un conflicto
de intereses al cónyuge que no bebe, además de generarles sentimiento de culpa
de por qué el otro cónyuge bebe.
La co-dependencia, se define como la
incapacidad del esposo/a de bebedor, a modo de encubrimiento del comportamiento
destructivo de sus compañeros bebedores, facilitando con esa actitud que ellos
sigan bebiendo.
En la actualidad la co-dependencia se
define patrón de dolorosa dependencia de los comportamientos compulsivos y de
la aprobación de otros para intentar encontrar seguridad, autoestima e
identidad. También se define como una enfermedad primordial, presente en cada
miembro de una familia con adictos, que es a menudo peor que la propia
enfermedad y que tiene sus propias manifestaciones físicas. Es una entidad
diagnóstica curable. Se produce el fenómeno mucho más entre las mujeres. Como
alternativa a la codependencia y posible tratamiento de la patología: el
Derecho de las mujeres a vivir sin estar dominadas, ser tratadas con respeto,
ser pagada igualitariamente con respecto a los hombres en sus trabajos,
reestructurar las tareas de la casa y cuidado de los niños compartiéndolas con
los hombres; enseñar a las mujeres que el desarrollo personal y la acción
social son esenciales para que el cambio positivo en sus vidas, enseñarles a
analizar y desarrollar la política y la legislación, partiendo de los personal
y general hacia lo global, para que la relación sea lo más clara posible
La mujer de un bebedor está bajo presión
psicológica, con problemas como ansiedad, depresión, baja autoestima.
Son personas que usan los servicios
sociales y de salud, reciben múltiples tratamientos con ansiolíticos,
antidepresivos, etc., para sobrellevar su carga y tratar de conseguir que el
alcohólico no beba, o beba menos, incidiendo en todas las esferas de su vida:
laboral, social etc.
-
Consecuencias:
El compañero sigue bebiendo, la esposa sigue viviendo con él con los problemas
que ello le acarrea. El bebedor deja de beber.
La relación se rompe, esto ocurre más entre
marido no bebedor y esposa alcohólica, que en el caso contrario.
Los problemas con el alcohol perjudican la
intimidad de un matrimonio. Por ejemplo, el abuso del alcohol de la pareja crea
discusiones que hacen que el cónyuge que no bebe se aparte emocionalmente,
indica la American Association for Marriage and Family Therapy. Conforme el
problema avanza, ambas partes evitan pasar tiempos juntos. Los incidentes de
violencia doméstica y el "toque enojado" también son más probables
cuando un cónyuge comienza a beber. Los cónyuges no bebedores también pueden
ser obligados a excusar las acciones de su pareja, como faltar al trabajo, lo
que crea un resentimiento adicional.
Indudablemente el consumo de alcohol
influye en el comportamiento de los individuos y por lo tanto en la relación de
éstos con otros. El consumo del hombre, sobre todo en etapas más agudas, tuvo
implicaciones en el trabajo, en la economía y en la relación con la pareja y
los hijos. La mayoría de los problemas de pareja estaban vinculados con el
consumo de alcohol del hombre, al grado de ser reconocido por algunos hombres
como problema y de motivarlos a disminuir el mismo. Posiblemente las nuevas
generaciones puedan desarrollar nuevas formas de relación con la pareja y
lograr una modificación en los patrones de consumo. Algunas parejas
consideraron como alternativas, disminuir el consumo, establecer nuevas formas
de comunicación entre la pareja y la posibilidad de asistir a reuniones donde
las parejas intercambien sus experiencias. Puede ser que al encontrar,
desarrollar y fortalecer maneras alternativas de cumplir las funciones y de
satisfacer las necesidades de los hombres sin el consumo, tanto el consumo de
alcohol como los problemas conyugales disminuyan sin tener que recurrir a las
estrategias ya establecidas.
De acuerdo al
documento Violencia Infligida por la Pareja y el Alcohol de la OMS[5], a través de diversos estudios realizados
en varios países, se puede
relacionar de acuerdo a las pruebas obtenidas que el consumo de alcohol incrementa la frecuencia y la gravedad
de la violencia intrafamiliar que además están implicando otros factores
determinantes como son un bajo nivel
socio económico o una personalidad
impulsiva, otras características señaladas en el documento refieren que:
El consumo de
alcohol afecta directamente a las funciones cognitivas y físicas y reduce el
autocontrol, es decir los sujetos son
menos capaces de encontrar una solución en la que no se recurra a la violencia.
El alto consumo de alcohol por parte de uno de los miembros de
la pareja puede agravar las dificultades económicas y los problemas presentados en el cuidado de los hijos, así como no en pocos
casos situaciones de infidelidad, lo anteriormente señalado podría generar
tensión y conflictos conyugales e incrementar el riesgo de que se den actos
violentos entre los miembros de la pareja.
Los niños que
son testigos de actos o amenazas de violencia entre los padres tienen más probabilidad
de iniciarse en el consumo nocivo de alcohol a edades tempranas así como de
acciones delictivas o comportamientos
antisociales.
Todos los hechos
de la violencia al interior de los
hogares, trae consecuencias que pueden ir desde
afectaciones en la salud de las
víctimas, por ejemplo complicaciones en los embarazos o incluso abortos, problemas de carácter
emocional (depresiones, intentos de suicidio entre otros), lesiones
físicas algunas con traumas severos e
incluso pueden llevar a la incapacidad permanente.
Otra
consecuencia las que se generan con
los familiares de la
víctima y/o del victimario, los amigos o cercanos que pueden intervenir si lo
consideran absolutamente necesario cuando se ha causado lesiones graves, lo cual puede desencadenar problemas que afectan la relación entre
familias.
La violencia
Intrafamiliar deja también unos
costos que varían de acuerdo al estatus
social de la pareja, costos por tratamientos medios, psicológicos o por la
misma separación de la pareja que además deben
costear los costos de una
separación legal en caso de darse o las
demandas por solicitud de separación.
6)
Metodología
Al abordar el estudio “Influencia del
alcoholismo en la violencia contra la
mujer, se hace desde la elaboración de
una Monografía de compilación,
realizando una selección y estudio de la
bibliografía sobre el tema que se
aborda, la influencia del alcoholismo en la violencia contra la mujer, se
presentan varias posturas de diversos autores
y se sienta una postura de
quienes elaboran en conjunto esta monografía, teniendo de presente que una monografía es el estudio o investigación que se realiza sobre un tema
específico particular[6].
La selección de los artículos se hizo
buscando que estos trataran de una manera científica el consumo del
alcohol y su incidencia en la violencia
contra la mujer en el marco de la violencia intrafamiliar, teniendo en cuenta a
autores que hubiesen abordado el tema desde los estudios de casos
específicos o generales, se tuvo en cuenta también las diversas posturas de
organismos internacionales estudiosos
del tema en referencia.
Se realiza un análisis discursivo de una serie de textos planteando el análisis
y argumentación del tema
planteado desde diversas ópticas y
estudio de autores para llegar a unas conclusiones específicas.
Revisión bibliográfica sistemática de documentos
científicos y académicos sobre
temas relacionados con el tema central, se abordó el consumo del
alcohol, incidencia en la violencia intrafamiliar y específicamente violencia
contra la mujer, se realizaron búsquedas de monografías y artículos científicos
así como estudios de Universidades y
organismos internacionales.
El abordar
el tema de la influencia del
alcoholismo en la violencia intrafamiliar dirigida específicamente contra la
mujer como víctima o receptora de este comportamiento abusivo, se encuentra
amplia información que se aborda desde un enfoque cualitativo enmarcado en la descripción de los hechos que se generan a partir de la descripción de un fenómeno que
afecta a la sociedad en general, enfoque
cualitativo, que según Taylor y Bogdan (1987) es un método que en su
más amplio sentido como investigación
produce datos descriptivos relacionados por el autor del texto a través
de conductas observables o testimonios de las víctimas y victimarios.
La metodología cualitativa representa la
concreción metodológica de la perspectiva émica, al paso de la cuantitativa
presentaría la perspectiva ética. Los métodos cualitativos son los que
enfatizan conocer la realidad desde una perspectiva de incidir, de captar el
significado particular que a cada hecho atribuye su propio protagonista, y de
contemplar estos elementos como piezas de un conjunto sistemático. (Olabuénaga,
1978, p.17)
La investigación se contemplará a través
del enfoque metodológico de la etnografía reflexiva. La cual a través de los últimos
años ha si do catalogada como uno de los métodos cualitativos en la
investigación etnográfica, más novedosos para asumir la realidad social,
teniendo en cuenta que dentro de sus características más relevantes se
encuentra la flexibilidad, la holística, naturalismo, que es amplia, subjetiva,
inductiva y descriptiva.
Enfocada esta monografía desde un diseño
etnográfico en el entendido que las
investigaciones o análisis están dirigidos desde una investigación etnográfica de la
mano con el enfoque cualitativo como
una manera de entender las descripciones o análisis del
comportamiento determinado en un
escenario social, pretendiendo captar
las motivaciones que llevan al comportamiento especifico de las
personas, en este caso tanto del abusador
como él o la abusada y desde su entorno social mismo, esto lo
confirma ( Martínez 1994) quien afirma
que la etnografía describe las multiplex
formas de vida de los seres
humanos.
La presente monografía es de tipo
explicativa en la que se analizan los distintos
artículos científicos que abordan la violencia contra la mujer
influenciada por el consumo de alcohol, por el cual se hace una revisión
teórica de distintas fuentes encontradas.
Por otro lado, diversos autores consideran
que si bien se ha analizado el alcohol como factor que interviene en los
episodios de violencia doméstica, sin embargo, este análisis no parece estar
tan avanzado, en el abuso de otro tipo de drogas. (Gasteiz, V. et al 2007).
Es importante determinar la correlación
que existe entre la violencia intrafamiliar y el alcoholismo, ya que se conoce
un número de hogares donde se ve reflejado esta problemática, es importante
resaltar que la violencia genera el uso deliberado de la fuerza física o el
poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o
un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar
lesiones, muerte, daño psicológico, trastornos de desarrollo o privaciones y
atenta contra el derecho a la salud y la vida de la población (Goicoeched,
2009).
Es necesario conocer que el maltrato es
intrínsecamente una etiqueta social, de tal modo que no basta con que una
determinada conducta sea nociva o perjudicial, sino que, además debe violar
alguna norma de aquello que se considera apropiado, de acuerdo con los valores,
por ello los conflictos en las relaciones de pareja forman parte de su propia
dinámica, sin embargo, lo que diferencia a unas parejas de otras, que podríamos
denominar violentas es que estas últimas recurren a la violencia para dar
solución a los problemas que surgen. La violencia que se produce en la pareja
puede revestir diversas formas, ya que el alcohólico desde siempre ha sido una
fuente de conflicto, en la familia lo podemos observar a través de todos los
centros asistenciales y todos los lugares en que se recoge información sobre la
vida familiar del paciente alcohólico, alterando toda la estructura ya que el
alcoholismo altera la organización de la familia, costumbres, actividades
cotidianas y sus relaciones afectivas, dando lugar a una serie de síntomas
típicos tales como:
·
Gran tensión estrés en todos los
miembros de la familia.
·
Temor
·
Conflictos importantes, discusiones y
agresividad.
·
Desconfianza y frustración
·
Poco apoyo emocional y problemas de
incomunicación dentro de la familia.
(La Organización Mundial de la Salud
define al alcoholismo como un trastorno crónico de la conducta caracterizado
por la dependencia hacia el alcohol expresado a través de dos síntomas
fundamentales: la incapacidad de detenerse en la ingestión de alcohol y la
imposibilidad de abstenerse de alcohol).
Conclusiones
El alcoholismo constituye un problema
social ya que tiene un impacto negativo en las vidas de un segmento
considerable de la población, el mismo para su estudio y comprensión podemos
analizarlo a través de dos funciones las manifiestas y las latentes. También
corroboramos las conclusiones emitidas por estudiosos de la temática
coincidiendo con ellos con que el mismo tiene gran repercusión social las que
se ven reflejadas en las reiteradas y siempre crecientes violencias hacia hijos
y cónyuges, agresiones a vecinos y amigos, riñas, daños a la propiedad social,
divorcios (constituyendo una de las principales causas de este).
Además, existen factores sociales que
inciden en el predominio del alcoholismo como problema social como son: un
medio social favorable, al consumo y adquisición de las bebidas alcohólicas,
evasión a los problemas que afectan al individuo y tradiciones socioculturales
favorables al consumo.
La violencia es un comportamiento
deliberado que resulta, o puede resultar, en daños físicos o psicológicos a
otros seres humanos, o más comúnmente a otros animales o cosas (vandalismo) y
se lo asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser
psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas. Algunas formas de
violencia son sancionadas por la ley o la sociedad, otras son crímenes.
Distintas sociedades aplican distintos estándares en cuanto a las formas de
violencia que son o no aceptadas.
A pesar de que la relación entre el
consumo de alcohol y las diferentes manifestaciones de la violencia, se ha
reconocido durante siglos, es en los últimos 20 años cuando se han realizado
investigaciones sistemáticas para explorar las bases causales de esta relación
y de los procesos que le subyacen. Las investigaciones realizadas presentan una
amplia revisión de datos que comprueban la relación entre el consumo de alcohol
y la violencia doméstica, incluyendo resultados obtenidos en estudios transversales,
longitudinales y experimentales, así como en investigaciones basadas en sucesos
específicos y estudios con población de alcohólicos en tratamiento. A partir de
esta revisión se concluye que el alcohol es un factor que contribuye a la
violencia doméstica pero no una causa suficiente ni necesaria para la misma.
La relación entre el alcohol y la
violencia es condicional: es la bebida en combinación con otros factores lo que
está en juego. La relación no necesariamente opera en el cerebro de un perpetrador;
el consumo de la víctima es a menudo otro factor en la cadena causal. De manera
más general, la relación opera a través del consumo en su calidad de práctica
cultural y circunstancial. A pesar de que la fuerza de esta relación varía de
una población a otra, la evidencia actual indica que dicha relación existe en
un amplio rango de contextos culturales.
influencia del patrón de consumo sobre
diversos problemas sociales y de salud significa que el riesgo atribuible puede
variar entre dos sociedades o grupos en la misma medida en que varía el volumen
y el patrón de consumo. Más aún, en lo que respecta a la violencia, es claro
desde el punto de vista etnográfico que la gente de distintas culturas se
comporta de manera diferente bajo el influjo de una cantidad similar de
alcohol. Esto implica que un sujeto intoxicado no sólo está sujeto al efecto de
factores individuales y situacionales, también se encuentra bajo el influjo de
expectativas y patrones culturales específicos.
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